Andaba sola no tenía donde ir, por las aceras; y él cruzando el invierno sin sentir, naufragando por aquí. Abrigo largo, p'a taparme los fracasos; ojos perdidos que al mirarlos hacen daño. Solo tengo un saco roto de sueños, una alma en vela y un corazón indispuesto alérgico a los desencuentros. Se marchó con su prisa, no quiso despertarme, llevándose mi risa y el veneno de esos martes. Rastreé todas las calles, le busqué en todos los bares, enredé por los cajones en busca de señales. Me quedé sin alimento pa' mis noches de desvelo, me perdí el resto de besos, me perdí el final del cuento.
Cae la tarde en la estación, voy muy cerca de las vías, oigo el tren como se aproxima. Quiero irme y no volver, no buscar entre las ruinas esa magia que quedaba entre tu y yo. Doy la vuelta a esta loca canción. Deja a un lado cicatrices de nuestro pasado. Maleteros cargados van, con los sueños que guardamos; voy saliendo de la ciudad, sin espejos para no mirar atrás. Creo que la noche está hecha siempre a tu medida, busco el sol entre las cortinas. Va subiendo la tensión en esta habitación en ruinas y otra vez salta tu contestador. Voy al rastro a por un corazón, que no duelo cuando tu no estás al lado. Voy dejando que me lleve el mar, tú eres viento en mis velas, si no quieres verme naufragar, sopla fuerte, llévame a tu vela.
Llueve tanto en esta habitación. Descubrir formas diferentes de vivir. Encontrar calles nuevas para patear. Decidí hoy partir, son las ganas de salir de aquí. Desgasté las horas del reloj, naufragando en tu corazón. Desplazado en esta dirección, me hago preso solo de mi convicción.